Ellas querían ser Reinas: La situación de la Mujer haitiana - Mayo 2011
Ellas querían ser Reinas
Creo que existe un libro con similar título, déjenme decirles que no tiene nada que ver mi abstracto con el libro.
Así mi madre es mujer, mis amigas son mujeres, mi hermana es mujer, las personas más importantes de mi vida han sido mujeres que han formado a “este” hombre.
Todas desde antaño han tenido un sueño, “ser Reinas”, todas alguna vez soñaron con vestir hermosos vestidos, y tener un gran hombre que viniese por ellas en un caballo blanco, rodeado de luces y de fantasías de cuentos, de esos cuentos americanos que influyeron la infancia de muchas niñas en el mundo, esas princesas, esas barbies…
La mujer haitiana tiene una belleza inusual, una sensualidad descarnal, un sabor especial. Creo que los cuerpos mas esculturales los he visto acá desde las pequeñas niñas hasta las ancianas mujeres, un cuerpo adornado de perfección, sólo el detalle de la desnutrición del estómago inflamado en las menores, o que al preguntar la edad pienses que esa mujer tiene 60 años y te responde que tiene 26, son sólo detalles que hace una pésima alimentación desde la cuna.
Así todas ellas quieren ser REINAS, usan colores increíbles, visten y diseñan sus ropas, colores fuertes, como el salmón, verde cata, azul eléctrico, blancos, colores de una reina.
Pero estas reinas viven en tiendas, en un campamento, pero visten como diosas, todas... Siempre trabajando llevando en su cabeza canastos con aguas, ropa, enseres, que son parte de su cuerpo escultural inusual.
Todas ellas son reinas, lo quieren ser, todas ellas son madres, hijas esposas, desilusionadas de la vida, compartiendo un hombre con más reinas, sienten su vida aplastada, humillada con muchos hijos y sin un marido “estable” que las haga sentir como tal, como Reinas.
Doncellas que caminan por el campamento, de noche se les puede ver, perdidas en un rincón obscuro, teniendo una relación sexual casual por un par de gourdas (peso haitiano) para poder llevar el pan a su “carpa”, a sus pequeños príncipes.
Reinas que a las 6 de la tarde toman sus baldes para ir a comprar DLO (agua) para poder cocinar, bañarse, darles de beber a sus hijos, doncellas vestidas de hermosos trajes ocultando esas cicatrices que les dejo ése hombre, que las maltrato, les quito la dignidad, las hizo sentir la última de la historia.
Sé que en su corazón se sienten reinas, lo son, lo muestran, lo viven, son reinas del día, de la noche, son reinas de su corazón.
Algunas reinas duermen al sol, para no despertar jamás y poder vivir en su reino, en su propio castillo, algunas reinas, mueren de SIDA, de Cólera. Otras reinas mueren por la violencia de su “rey”, otras mueren en la calle, sin justicia sin saber qué pasó con ellas.
Otras pasan horas frente a un libro leyendo o imaginado, o quién sabe, lo seguro es que estas reinas tiene su reino propio, sin dolor sin humillación, sin tristeza sin hambre, ése Reino no está en Luxemburgo, ni en Paris, ni en Inglaterra, ése Reino está en su alma, ese reino que la REINA algún día entrará triunfante, ése Reino que las espera porque es de ellas, está en ellas.
Todas ellas querían ser Reinas.
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